Una cabaña de pescadores convertida en un bohemio y elegante cottage co jardín

2023-02-22 17:04:45 By : Ms. Ivy Zhuang

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Una pareja ha transformado con amor este cobertizo de pescadores, que también fue el estudio de un artista, en una casa de campo rústica y acogedora.

Todas las ciudades cambian, incluso algunas con tanta historia como Provincetown, en Massachusetts, Estados unidos. Lo que comenzó como un pueblo de pescadores en el siglo XVII luego se ha convertido en un refugio para artistas y escritores y para la comunidad LGBTQ. Hoy en día, los visitantes acuden en masa a este pintoresco destino en el extremo de Cape Cod, y sus encantadoras casas de tejas han vuelto muy codiciadas. Para Terrence Meck y Bret Alberti, Provincetown ha sido su hogar durante casi una década. La pareja se conoció hace 12 años en una clase de trapecio; Alberti era el maestro. Ahora se ocupa de sus hogares y de la vida en común, mientras que Meck administra Palette Fund , una fundación filantrópica creada en honor a su difunto exmarido.

En 2018, Meck y Alberti buscaban ayuda para renovar una cabaña que habían comprado en la ciudad. La elección del diseñador fue fácil: David Cafiero , con sede en Nueva York y una casa en Provincetown, ya había trabajado con Meck en su apartamento de Nueva York y en varias otras casas. "Conocí a David en la playa durante uno de mis primeros viajes a Provincetown", dice Meck. Ély Alberti vivían en otra casa cercana cuando se enteraron de que la cabaña, el hogar y el estudio del difunto pintor William Maynard, estaba a la venta. Maynard era muy conocido en la región por su estilo impresionista y sus escenas marítimas. Después de su muerte en 2016, sus vecinos de al lado, dueños del estudio, lo alquilaron antes de decidir venderlo. Estaban tan involucrados en el espíritu y la historia del lugar que pidieron a los posibles compradores que escribieran una breve nota explicando por qué querían vivir allí. La carta de Meck y Alberti les convenció. "Querían que la cabaña estuviera en manos de alguien que la ciudara", dice Meck. "Ese era y seguirá siendo nuestro objetivo".

Otro habitual de Provincetown, el arquitecto neoyorquino Jeffery Povero , fue contratado para trabajar junto a Cafiero para adaptar la casa al plan urbanístico y restaurar sus elementos antiguos. Era poco más que una choza cuando se construyó por primera vez a mediados del siglo XIX. "Un cobertizo de trabajo en un pueblo de pescadores", explica Povero. "Todas estas casas alguna vez tuvieron un secadero de pescado en el patio delantero".

Primero se elevó la casa 75 centímetros, un proceso arduo pero necesario, ya que se estaba pudriendo y tenía unos cimientos mínimos. Para poner cimientos de cemento, la casa tuvo que desmontarse. Se levantaron y numeraron las tablas del suelo salpicadas de pintura del estudio del artista en el segundo piso, y se quitaron los tablones de una habitación de la planta baja. Cuando llegó el momento de volver a armar las piezas, el piso superior, que alguna vez fue una habitación individual, se dividió en dos dormitorios, con nuevas ventanas abuhardilladas que aportaban luz adicional. El dormitorio de abajo se convirtió en un comedor. Unas ventanas pequeñas enmarcan una colección de obras de arte, dando al espacio la sensación de estar en el camarote de un barco. "Siempre que es posible me decanto por una estética de pesca", confiesa Cafiero, que fue pescador de vieiras antes de abrir su negocio de antigüedades y convertirse en diseñador. Hay otros guiños al mar en toda la casa: en lugar de una barandilla, Cafiero usó una red recuperada atada en una serie de anillos. "Después de 35 años de visitar Provincetown, tengo muy claro cómo deberían ser las cosas aquí", sentencia.

En el salón, el arte define la narrativa. "Para los colores, nos inspiramos mucho en la colección de arte de Terrence y Bret", dice Cafiero. Sobre el sofá de terciopelo verde oliva, una obra de arte floral de Hunt Slonem sacude el espacio con su vibrante paleta de amarillo, púrpura y verde, mientras que un paisaje de Robert Cardinal juega perfectamente con los tonos profundos y relajantes de la habitación. Sobre la repisa de la chimenea hay una escena costera del antiguo propietario de la casa, Maynard. Al final, la casa es un testimonio de su entorno. "La marea sube y baja, pero todo parece seguir igual", observa Cafiero, "mientras cambia constantemente con el agua".

Realización: Michael Reynolds

Vía: ELLE Decor US