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Una vez más, los barcos factoría orientales regresan a los límites del Mar Argentino para llevar adelante su gigantesca tarea de extracción de merluza, merluza negra y calamares.
El Gobierno cuestionó en las Naciones Unidas el despliegue de fuerzas militares en las Islas Malvinas
Estos “cardúmenes” de barcos, donde se cuentan hasta 500 unidades provenientes especialmente de China, Taiwan, Corea del Sur y España, terminan formando una suerte de ciudad flotante en altamar, la que se percibe con mejor claridad por las noches y desde el aire frente a las costas de la provincia patagónica de Chubut.
Una línea de luces interrumpe el oscuro horizonte, como si se tratara de una isla hecha de piezas de un rompecabezas.
Verdadera ciudad flotante. Buques pesqueros y factoría en la milla 201 del Mar Argentino respecto a Comodoro Rivadavia. Cientos y cientos de ellos, parecen una ciudad en el medio del océano. pic.twitter.com/89jldXIi0g
Los buques factoría aparecen a partir de noviembre de cada año, y desarrollan su actividad en la milla 201, por fuera de la Zona Económica Argentina. Este recurso legal les permite sacar alrededor de 170 mil toneladas de productos del mar, especialmente calamares, muy apreciados en Europa y el Oriente. Las pérdidas para el país son difíciles de cuantificar, ya que la pesca ocurre en aguas internacionales, pero al límite de la soberanía argentina.
Según un informe de la Financial Transparency Coalition (FTC) la cifra oscila entre los 1000 millones y los 2600 millones de dólares, aunque otros cálculos elevan el número hasta los 14.000 millones de dólares.
En estas flotas se realiza el procesamiento completo del calamar y la merluza, que va desde la captura, al fileteo, congelamiento y hasta el transporte a puertos en Uruguay y Chile. Como se encuentran en una zona limítrofe, es poco lo que los países soberanos pueden hacer. Muchas veces, se dice que entre la milla 200 y la 201 hay apenas una ola grande. Los trabajos de la Prefectura Naval deben limitarse a impedir que los buques crucen este delicado límite fronterizo.
La madrugada del 23 de enero 2023, desde el satélite meteorológico Suomi NPP. pic.twitter.com/Y0JU7AuihN
Esta semana, la “ciudad flotante” pudo volver a ser observada de noche, desde las costas de Comodoro Rivadavia.
Los buques factoría les permite a las empresas capturar y procesar grandes volúmenes de pescado y dejarlo listo para su comercialización, una vez que se regresa al puerto. Las jornadas de trabajo de los marinos pueden prolongarse por más de 12 horas, y sus salarios promedian los 1000 dólares. “Nunca dejás de trabajar en el barco, en realidad, porque aunque te vayas a dormir o a tomar un café, estás disponible en el mismo barco durante meses”, cuenta un marino mercante que trabaja habitualmente como operador de cubierta.
Aunque en teoría se trata de una acción legal, las dimensiones de estas acciones atentan contra el normal desarrollo de las especies que pueblan los límites del Mar Argentino. En la Plataforma Marítima también crecen el langostino, el bacalao austral y las almejas, entre otros.
La Ley 23.968 de Espacios Marítimos establece que la llamada Zona Económica Exclusiva (ZEE) de la Argentina se extiende hasta las 200 millas marinas, y lo que ocurre más allá es territorio internacional.
“Son verdaderos freezer flotantes. Y están depredando toda la zona que es un verdadero santuario. Porque los de arrastre no hacen ninguna selección. En ese corredor biológico hay orcas, ballenas, elefantes y lobos marinos y delfines. Todos caen en las redes”, había declarado a Clarín Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace.
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